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ABU DHABI, EAU Y GINEBRA, 1 de octubre de 2024
Un nuevo informe subraya la importancia de las políticas integrales y la inversión para fomentar la creación de una fuerza de trabajo cualificada y diversa.
ABU DHABI, EAU Y GINEBRA, 1 de octubre de 2024 /PRNewswire/ — El crecimiento del empleo en el sector de las energías renovables alcanzó su máximo histórico en 2023 al situarse en 16,2 millones de puestos de trabajo, frente a los 13,7 millones de 2022. Así lo señala el informe Energías renovables y empleo: balance anual 2024, publicado recientemente por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El fuerte incremento interanual del 18 % refleja el sólido crecimiento de las capacidades de generación de energías renovables, junto con la continua expansión de la fabricación de equipos.
No obstante, un análisis más detallado de los datos del informe muestra un panorama global desigual. Solo el año pasado, cerca de dos tercios de la nueva capacidad solar y eólica global se instalaron en China.
El país asiático se sitúa a la cabeza con una cifra estimada de 7,4 millones de empleos en energías renovables, lo que equivale al 46 % del total mundial. Le siguen la UE, con 1,8 millones, Brasil, con 1,56 millones y Estados Unidos e India, con cerca de un millón de empleos cada uno.
Al igual que en años anteriores, el mayor impulso provino del sector de la energía solar fotovoltaica (FV), un sector de rápido crecimiento, que aportó 7,2 millones de puestos de trabajo a la cifra mundial. De ellos, 4,6 millones correspondieron a China, que es el principal fabricante e instalador de tecnología de este sector. Gracias a las fuertes inversiones de China, el Sureste Asiático se ha convertido en un importante centro de exportación de tecnologías solares fotovoltaicas y está creando empleo en la región.
Los biocombustibles líquidos ocuparon el segundo puesto en número de empleos, seguidos de la energía hidroeléctrica y eólica. El país donde más puestos de trabajo se crearon en la industria de los biocombustibles fue Brasil, que representa un tercio de los 2,8 millones de empleos globales en este sector. El aumento de la producción situó a Indonesia en el segundo lugar, con una cuarta parte de los empleos mundiales en biocombustibles.
Debido a una desaceleración en el despliegue, la energía hidroeléctrica se convirtió en una excepción a la tendencia general de crecimiento, con una disminución en el número de empleos directos, que pasó de los 2,5 millones de 2022 a los 2,3 millones en 2023, según las estimaciones. China, India, Brasil, Vietnam y Pakistán fueron los países con las mayores cifras de empleo del sector.
En energía eólica, China y Europa continúan a la cabeza. Estos líderes en fabricación e instalación de turbinas aportaron, respectivamente, un 52 % y un 21 % del total de 1,5 millones de empleos a escala mundial.
A pesar de su enorme potencial de recursos, África sigue recibiendo solo una pequeña proporción de las inversiones globales en energías renovables y, en 2023, su cifra de empleos en el sector se situó en 324.000. Para la regiones con una necesidad imperiosa de acceso a energía fiable y sostenible, como es el caso de África, y sobre todo en las zonas remotas, las soluciones de energías renovables descentralizadas —sistemas autónomos que no están conectados a las redes eléctricas— ofrecen una oportunidad tanto para solventar el problema de acceso como para generar empleo. Asimismo, suprimir las barreras para la puesta en marcha de iniciativas empresariales lideradas por mujeres en el ámbito de las energías renovables descentralizadas puede ser un catalizador para el sector, lo que permitiría impulsar las economías locales y lograr la equidad energética.
Reconociendo la existencia de una elevada concentración geográfica, Francesco La Camera, Director General de IRENA, afirmó lo siguiente: «El relato de la transición energética y sus beneficios socioeconómicos no debe reducirse a una o dos regiones. Si todos queremos cumplir nuestro compromiso colectivo de triplicar la capacidad de generación de energías renovables antes de 2030, el mundo debe hacer más y apoyar a las regiones marginadas a superar los obstáculos que frenan su avance en la transición. Un refuerzo de la colaboración internacional puede movilizar mayor financiación hacia medidas de apoyo y capacitación en países que todavía no se benefician de la creación de empleo en el sector de las energías renovables».
A fin atender la creciente demanda de competencias y talentos variados para la transición energética, las políticas deben promover medidas que favorezcan una mayor diversidad de la fuerza laboral, incluyendo la igualdad de género. Las mujeres, que representan el 32% del total de la fuerza laboral en energías renovables, continúan ocupando una proporción desigual, incluso a medida que el número de empleos sigue aumentando. Es fundamental que la educación y la formación permitan que las mujeres, los jóvenes y los miembros de las minorías y los grupos desfavorecidos puedan acceder a oportunidades laborales diversas.
«Invertir en educación, competencias y formación ayuda a reorientar a todos los trabajadores de las industrias de combustibles fósiles, a abordar la desigualdad de género y otros desequilibrios y a preparar a la fuerza laboral para desempeñar nuevas funciones en el sector de las energías limpias. Esto es fundamental si queremos dotar a los trabajadores y las trabajadoras de los conocimientos y las competencias que necesitan para acceder a empleos decentes, y también para garantizar que la transición energética sea justa y sostenible. Una transición sostenible es lo que el Acuerdo de París nos exige y a lo que nos comprometimos al firmarlo», señaló Gilbert F. Houngbo, Director General de la OIT.
Esta 11ª edición del balance anual forma parte del extenso trabajo analítico de IRENA sobre los impactos socioeconómicos de una transición energética basada en energías renovables. Esta edición —la 4ª desarrollada en colaboración con la OIT— destaca la importancia de un enfoque centrado en las personas y el planeta para lograr una transición justa e inclusiva. El nuevo informe insta a crear un marco de políticas holístico que vaya más allá de la búsqueda de la innovación tecnológica para cumplir rápidamente con el objetivo de triplicar las energías renovables al costo más bajo posible, y que priorice la creación de valor local, garantice la creación de empleos decentes y se base en la participación activa de los trabajadores y las comunidades en la configuración de la transición energética. Aprovechando su experiencia en el mundo laboral, la OIT contribuyó con el capítulo del informe sobre competencias.
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