La tasa nacional de paro juvenil es la segunda más elevada de la UE, con un 35%, sólo por detrás de la griega (43%) y teniendo España las peores condiciones laborales para los jóvenes.
El paro sigue siendo la principal preocupación de los españoles. Y no anda el ciudadano medio desencaminado al opinar de esa manera cuando, a pesar de que las estadísticas al respecto van mejorando poco a poco no sin ciertos retrocesos por el camino, el desempleo sigue siendo un problema grave.
Parte de ese entuerto se debe a la dificultad de ciertos colectivos para encontrar trabajo. Duro ejemplo de ello son los parados de larga duración, es decir, aquellas personas que, de manera constante durante un periodo superior a doce meses, se encuentran inscritas como demandantes de trabajo en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el antiguo Instituto Nacional de Empleo (INEM). A ellos se unen, desde la consabida brecha de género, las mujeres. Como consecuencia, la tasa de paro femenino en España está más allá del 17%, siendo el segundo país de la Unión Europea con mayores cifras de desempleo entre las mujeres (la estadística comunitaria en este segmento ni siquiera alcanza el 7%).
La tasa de paro juvenil en España
Aunque quizá podría añadirse a los trabajadores inmigrante a esta serie de colectivos más afectados por la falta de trabajo, sobre el que no queda duda alguna para incluirlo es el de los jóvenes, cuyo paro, sobre todo en determinantes zonas, resulta sangrante. Por ello, la tasa de paro juvenil en España es también la segunda más elevada de la UE, con un porcentaje que ronda el 35%, igualmente sólo por detrás de Grecia (43%), según los datos de Eurostat. Aunque eso sí, España se lleva el dudoso honor de ser el país con las peores condiciones laborales para los jóvenes.
¿Por qué se produce esa situación en España? Pues, aunque son muchos los factores, otro aspecto que está íntimamente relacionado con el paro juvenil es la tasa de abandono escolar temprano (el porcentaje de población entre 18 y 24 años de edad que no completa la educación secundaria superior o de segunda etapa y que tampoco realiza otro tipo de formación), en la que España ocupa la tercera posición en Europa por detrás de Malta y Portugal.
Por supuesto, la crisis causó un efecto demoledor en el colectivo de jóvenes parados, pero la educación es un aspecto clave. Porque, por más oferta de trabajo que exista, cada vez son mayores las exigencias en cuanto a formación que piden las empresas.
En ese sentido, llama la atención el papel de uno de los tipos de parados más llamativos, formado por el colectivo de los denominados ‘ninis’, jóvenes que residen en casa de sus padres porque ni estudian ni trabajan, y en muchos casos, ni lo intentan. Si bien en la actualidad es menos numeroso, ese grupo llegó a acumular integrantes de una forma alarmante durante los peores años de crisis, conformando un auténtico problema político, económico y social, puesto que resultaba complicado, además de costoso, reconducir, o siquiera iniciar, la carrera de esos muchachos.
A quién incluye la tasa de paro juvenil
La incorporación de los jóvenes al mercado laboral es cada vez más tardía. Ello se debe a la prolongación de los estudios, a la dificultad para encontrar el primer empleo o a motivos de corte sociológico o personal. Por ello, el porcentaje de jóvenes que todavía no ha trabajado al llegar a los 30 años de edad, aunque lógicamente minoritario, empieza a tomar cierta relevancia. A pesar de esa cuestión, se mantiene, hasta el momento, el consenso de que la tasa de paro juvenil debe incluir sólo a las personas menores de 25 años. En concreto, a los ciudadanos de entre 16 y 24 años. Aquí puedes descubrir, además, el perfil del parado joven: sin experiencia y sobrecualificado.
La tasa de paro juvenil en la UE
En cuanto a la zona comunitaria, cabe recordar que está formada por Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos y Portugal (que forman la zona euro). Además, Rumanía, Croacia, Bulgaria, Hungría, Polonia, República Checa, Suecia, Dinamarca y, por ahora, Reino Unido. Pues bien, la tasa de paro en la UE en lo que se refiere a los jóvenes es del 16%, teniendo Alemania la más baja: el 6%.
La tasa de paro juvenil por comunidades autónomas
Mención especial merecen (de ahí el apunte de líneas anteriores sobre las diferencias entre comunidades autónomas) la ciudad autónoma de Melilla, que registra la tasa de desempleo juvenil más elevada de la UE, con un 74%. En este caso según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Por su parte, Ceuta (61%) se sitúa octava en la lista de territorios comunitarios con mayor desempleo entre jóvenes. Mayor trascendencia tienen los casos de Extremadura y, muy especialmente, el de Andalucía, al ser la comunidad más poblada, con cerca de nueve millones de habitantes. Así, cerca de la mitad de los jóvenes extremeños y andaluces se encuentra en situación de desempleo.
A continuación, Castilla-La Mancha (43,6%), Asturias (41,9%), Cantabria (40,8%), Canarias (40,2%), Murcia (38,7%), Comunidad Valenciana (38,3%), Islas Baleares (37,7%) y Galicia (36,6%). Tanto a éstos como a los anteriores podría serles útil la FP dual como una vía efectiva para encontrar trabajo.
Las comunidades autónomas con más paro juvenil
En la lado contrario del índice de paro juvenil, las comunidades autónomas con menor desempleo son Madrid (con un porcentaje del 25,1%), el País Vasco (27,7%), La Rioja (una décima más que Euskadi) y Navarra (28%). A continuación se colocan Cataluña (29,5%), Castilla y León (32,1%) y Aragón (32,4%).
¿Cómo se calcula la tasa de paro?
Cabe recordar que la tasa de desempleo se obtiene de dividir el número de personas desocupadas por la población económicamente activa. La fórmula para hacerla efectiva surge de la población de 16 años y más que carece de ocupación y se encuentra en el muchas veces difícil proceso de buscar trabajo, dividido entre la población económicamente activa de esa edad y más. Es decir, los que suman los ocupados más desocupados. Al añadir el tope de los 25 años de edad por arriba se da con la tasa de paro juvenil.
Con todo, el desempleo juvenil en España es uno de los graves flagelos que azota el mercado laboral nacional y, dado que los jóvenes son el futuro y la fuerza laboral de las próximas generaciones -cuando la tasa de natalidad es francamente preocupante-, los responsables políticos, empresariales y sindicales deben tomar cartas en el asunto. Sin duda, reenfocando las políticas activas de empleo, la oferta de formación y creando también la conciencia necesaria en los ‘ninis’ para salir del paro y que no se conviertan en parte de una generación perdida.
En esa línea se enmarca el Plan de choque por el empleo joven 2019-2021, que el Gobierno financiará con hasta 2.000 millones de euros durante los siguientes tres ejercicios y que busca el ambicioso objetivo de recortar en nada menos que diez puntos el desempleo juvenil.
De forma más concreta, pretende combatir las altas cifras de paro que arrastra el colectivo con la contratación de 3.000 técnicos para la inserción laboral, la elaboración de un estatuto para las prácticas no laborables y un programa para repatriar a los profesionales que emigraron como consecuencia del estallido de la crisis.
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