Es cierto que cuando hablamos de tasa de paro y nos detenemos en datos concretos, como en este caso la tasa de paro juvenil, esas cifras que nos acercan sobre el papel con desempleo juvenil del 55.48% (datos del mes de Mayo) resultan ciertamente aterradoras ya que, repetimos, sobre el papel, vienen a suponer que más de la mitad de los jóvenes españoles se encuentran en situación de desempleo.
Sin embargo, y al menos en el caso de la tasa de paro juvenil, debemos centrarnos bien en la comprensión de estos datos ya que, como veremos, sin dejar de ser tremendamente preocupantes, dependiendo de su lectura pueden reflejar una situación diferente a la que una primera impresión puede dejar.
No todas las lecturas son iguales
En este sentido son muchas las voces especializadas y autorizadas que reclaman en cierta medida una aplicación más selectiva en la lectura de los datos de desempleo juvenil, debemos tener en cuenta que en la actualidad para realizar este cálculo se toma como base el total de la población de perfil joven en edad laboral, sin embargo no se tiene en cuenta el porcentaje de este grupo que se encuentra realizando sus estudios.
Esto deviene en una suerte de paradoja en la cual los países con mayor número de estudiantes universitarios van a presentar a su vez proporcionalmente una mayor tasa de desempleo.
En el caso de nuestro país, y tomando los datos de Eurostat, encontraríamos que si realizamos el cálculo sobre el grueso de los jóvenes en edad laboral el ratio de desempleo se situaría en el entorno del 22%, mientras que, si lo hacemos como habitualmente se realiza, es decir, sobre el total de jóvenes ocupados o en búsqueda de empleo, la tasa efectivamente se coloca por encima del 55%.
Obviamente no se trata de quitar ni un ápice de importancia a cualquiera de estos dos datos, pero, en muchos casos se focaliza la importancia del desempleo juvenil en un abanico muy amplio de edad, y, no se tiene tanto en cuenta el hecho de que existe un grupo muy importante de engrosa es también estas cifras (el que puede ir entre los 25 y los 30 años) y al que tal vez no se le presta tanta atención y sin embargo resulta fundamental, ya que, efectivamente, es el grupo de aquellos que ya han terminado sus estudios y en los que el paro de larga duración puede tener efectos determinantes a futuro.