El mercado laboral estadounidense sigue ofreciendo síntomas de debilidad y en septiembre destruyó 263.000 nuevos puestos de trabajo, lo que sitúa la tasa de paro en el 9,8%, su máximo de los últimos 26 años. El dato es peor que las previsiones de los analistas, que en el caso de Bloomberg habían vaticinado la pérdida de 175.000 empleos.
La única nota positiva es que el Departamento de Trabajo ha revisado a la baja el dato de septiembre, que pasa de los 216.000 nuevos desempleados a los 201.000. Desde diciembre de 2007 la primera economía del mundo ha destruído 7,2 millones de trabajos y no ha sido capaz de sumar un solo mes en positivo.