Con la llegada de la pandemia el trabajo remoto, o teletrabajo, ha aumentado de manera considerable en nuestro país. Esta fórmula de empleo, muy arraigada en otros entornos geográficos, no tenía una representatividad en el mercado laboral español. Sin embargo, parece que esto está cambiando, pero, ¿estamos realmente preparados teletrabajar?
En un reciente informe publicado por Adecco, utilizando los datos de la encuesta de población activa, en 2020 el número de personas que trabajo de manera remota superó los 2, 8 millones. Esto, vendría a significar un crecimiento del 74% respecto a 2019. Es decir, más de 1 millón de trabajadores respecto al año anterior, un crecimiento histórico.
Obviamente, este crecimiento se debe a una circunstancia excepcional: la crisis sanitaria, la pandemia y los posteriores períodos de confinamiento. Esta situación excepcional, obligó a las empresas en muchos casos a reestructurar sus fórmulas de empleo, y a elegir el trabajo remoto como una opción.
¿Disminuirá el teletrabajo?
La respuesta definitiva es no. De hecho, el mercado laboral ya contempla de manera natural la oferta de trabajo remoto como una oferta más de empleo, algo que antes se consideraba exclusivamente testimonial. Sin embargo, ¿realmente estamos preparados para este formato?, y, por extensión, ¿realmente el trabajador medio español está dispuesto al trabajo desde su propio hogar?
Si hacemos caso al estudio de Adecco, en este punto las cosas no están tan claras. Existen varias encuestas e informes que arrojan un resultado un poco alarmante en este sentido ya que, el porcentaje de trabajadores que preferirían trabajar en casa es muy inferior a lo esperado. En ninguno de los estudios que hemos podido consultar, o las encuestas que se han realizado, vemos un porcentaje superior al 15% de trabajadores que elegirían este tipo de formato, por, en contra, más del 80% de trabajadores que prefieren continuar con su trabajo fuera del propio entorno de hogar, o trabajo remoto.
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Por otro lado, las condiciones para el trabajo remoto no son todavía las más idóneas, de media, en nuestro país. Aspectos como el control horario, el control de esfuerzo, la productividad, son parte de un modelo de trabajo relativamente nuevo que, obviamente, tiene que mejorar con el paso del tiempo, y utilizar como referencia países en los que la normalización del trabajo distancia es un hecho, por ejemplo, países del norte de Europa.
Lo que es una realidad incontestable, es que el teletrabajo ha llegado para quedarse. Ya tenemos una regulación que, realizada el pasado año, de manera urgente y obligada, apunta a modificaciones y cambios que mejoren todos los entornos y modelos necesarios a aplicar a esta fórmula de empleo.
Estamos, por tanto, en un entorno en el que, por un lado se ha mostrado que, aunque incipiente, existe una capacidad de estructura para un modelo de trabajo que antes apenas tenía, que, a la vez, cuenta con la reticencia de una mayoría amplia de trabajadores que aún no visualizan los beneficios o las posibilidades que el trabajo remoto les puede aportar tanto ellos como a las empresas.