La reforma laboral parece que está empezando a dar sus primeros frutos, pero también parece que hay que dar pasos más allá. Hace ya 18 meses que el Gorbierno de España sacó adelante la reforma laboral. Reforma anunciada en todos los medios tanto nacionales como internacionales como uno de los mayores logros de España para salir de la crisis.
Según un informe elaborado por el Ministerio de Empleo que dirige Fátima Bañez, afirma que el crecimiento anual del número de desempleados ha bajado un 5% en el segundo trimestre de 2013 frente al 18% experimentado el año anterior.
De todas formas, parece que no es suficiente con la reforma actual, ya que el mercado laboral sigue siendo extremadamente rigido si lo comparamos con los demás países europeos. El mayor problema de España, de todas formas, es la picaresca que tanto empresarios como empleados tienden a emplear, lo cual dificulta mucho el trabajo de los legisladores, que en vez de hacer unas leyes justas y lógicas, intentan adelantarse a las posibles trampas que puedan buscar sus pillos ciudadanos.
Por lo tanto, aunque según los expertos haga falta darle otra vuelta a la reforma laboral, el FMI advierte en su último informe que España no verá una tasa de paro inferior al 25% hasta 2018, lo cual será dramático para las ya endeudadísimas arcas del Estado.
El principal desafío de España, desde la explosión de su burbuja inmobiliaria, ha sido reajustar la economía, controlar el gasto público (excento al principio de la crisis) y recolocar a sus desempleados. En 2007, España empleaba al 20% de los trabajadores de la construcción de toda Europa, con lo que la tarea de recolocar a estos trabajadores ya desempleados se presenta ardua. Será un proceso doloroso en el que se requerirán todo tipo de reformas y cambios estructurales, pero todo sería más fácil si la reformada fuese la mentalidad de los españoles.