La situación laboral de los últimos dos años de los trabajadores ha comportado una serie de cambios que han hecho plantearse nuevas expectativas laborales o simplemente sobrevivir con cualquier tipo de trabajo.
Aún así nos sorprende el resultado del Índice de Movilidad laboral (Workmonitor’s Mobility Index), un estudio a nivel internacional para conocer el grado de satisfacción de los trabajadores y valorar las posibilidades de cambio en el mercado laboral en función de la confianza, satisfacción y expectativas de los trabajadores. Pues se destaca que un 67% de trabajadores reconoce estar satisfecho en su puesto de trabajo y no piensa en un cambio en los próximos seis meses.
En Europa, el 23% de media está “muy satisfecho” con su situación laboral y hasta un 46% está “satisfecho”. Esto supone que un 69% de consultados no sólo es positivo con su actual situación laboral, sino que no piensa moverse en los próximos seis meses. Son los nórdicos los más involucrados con su empresa y su actual puesto, y no es de extrañar con sus altos sueldos y todo tipo de facilidades y prestaciones que distan mucho de otros países europeos, como España.
A todo esto, en España, la crisis todavía es motivo de desconfianza. El 70% de los trabajadores consideraba que la situación del mercado laboral sería todavía negativa durante este año, reduciendo las posibilidades de cambiar de puesto o de conseguir uno nuevo.
Los trabajadores que se muestran insatisfechos con su puesto de trabajo lo están porque los ajustes de plantilla en las compañías han provocado que aumente la carga de trabajo o que los empleados tengan que realizar multitareas, algunas para las cuales no están preparados.
En el otro lado, también hay muchos trabajadores que han tenido que reducir sus expectativas profesionales y acogerse a un puesto de trabajo por debajo de su formación. Esta sobrecualificación provoca desidia o desinterés y afecta a la productividad de los empleados.
Otras causas de malestar son la baja remuneración y la imposibilidad de crecer profesionalmente en la empresa, ya que el empleado deduce que no “tiene futuro en la compañía”. Esto se une al estancamiento profesional que hace que el trabajador no sienta valorado.