Cuando hacemos referencia a la enorme tasa de paro en nuestro país, y más concretamente cuando se habla de los parados de larga duración, solemos referirnos obviamente A una situación dramática en lo personal y familiar, en la que, además, el fin de las prestaciones sume a las economías familiares en unos problemas tremendamente complejos. Sin embargo, este tipo de situaciones están generando otras cuestiones tal vez no tan atendidas ni tan estudiadas, pero que a medio y largo plazo sin duda van a ser muy relevantes, una de ellas es la gran cantidad de trastornos psicológicos que se producen entre el perfil de los parados de larga duración.
Independientemente de los últimos resultados del paro, que pueden llegar a ser ciertamente esperanzadores, nuestro país continúa poseyendo una enorme cantidad de parados de larga duración, muchos de los cuales han quedado totalmente fuera de las ayudas y subvenciones tras haber agotado todas las prestaciones. Ya desde hace unos años a esta parte se viene hablando, aunque en menor medida, de gran impacto psicológico que entre estas personas está causando su situación. Un impacto psicológico que a decir de especialistas en la materia, genera procesos depresivos y de ansiedad a largo plazo, que van a mediatizar la vida de estas personas a futuro, incluso cuando sus carreras profesionales se estabilicen.
Dentro de las que se consideran tres fases fundamentales en evolución de los perfiles psicológicos de estas personas, aquellos que llegan a la conocida como fase de resignación, son los más susceptibles de Sufrir trastornos por ansiedad o depresión. En esta fase la persona ha perdido ya probablemente todos los recursos económicos regulares, lleva no menos de dos años sin encontrar ningún tipo de empleo o respuesta son solicitudes, y, en cierto modo se ha dado por vencido en la búsqueda de trabajo. A partir de esta fase es cuando el riesgo de cronificacion aumenta de manera exponencial.
Se calcula que, sobre el conjunto de la población en paro, la incidencia de la necesidad de ayuda especializada psicológica, es más de un 40% superior en este grupo de personas que en cualquier otro grupo de personas en desempleo, esto da sin duda medidas de una situación compleja que además, insistimos, no se detiene sólo en el momento de encontrar empleo en aquellas personas que ya hayan desarrollado un trastorno a largo plazo.
Contra esto, y a pesar de la enorme dificultad que entraña, los especialistas recomiendan sobre todo no llegar a la fase de resignación. Mantenerse activo en la búsqueda de empleo en cualquiera de los casos e independientemente de los resultados, algo sin duda muy difícil pero necesario, buscar otras actividades afuera de la búsqueda de empleo, algo que resulta muy importante donde por ejemplo el ejercicio puede ser un buen acompañante, y, en caso de núcleos familiares, afrontar la situación en común, compartiendo los avances si éstos se dieran pero también los retrocesos para no hacerlo de manera individual.