Si cuentas con dos o más pagadores en un mismo ejercicio puedes encontrarte con un pago acumulado de impuestos al hacer la declaración de la renta. Descubre aquí cómo evitarlo.
Si trabajas, te toca pagar impuestos. Hay excepciones en función de ciertos ingresos mínimos, por supuesto, pero la mayoría de los trabajadores debe cumplir con Hacienda por realizar una tarea profesional. De manera proporcional, eso sí, de tal forma que, a mayor sueldo, más alto será el gravamen. Lo habitual es que la Agencia Tributaria, con el objetivo del sostenimiento del sistema, perciba ciertos porcentajes provenientes de los rendimientos del trabajo y de varios tipos de actividades profesionales y económicas.En el caso de los empleados, de los asalariados, los rendimientos del trabajo figuran en la nómina. En ese documento, además del salario bruto y neto y otras cuestiones, se recogen las retenciones en concepto del impuesto de la renta de las personas físicas (IRPF).
Las retenciones en el IRPF
Esas retenciones conforman uno de los pilares para la elaboración y el resultado de la declaración de la renta. Las retenciones son las cantidades que Hacienda resta y recolecta al contribuyente sobre el dinero que recibe éste por parte del pagador. Como ya se ha destacado, de determinadas rentas, que son la mayor parte.
En esencia, se trata de un anticipo mensual de la cuota del IRPF que el contribuyente debe pagar en la primavera posterior al ejercicio concluido. En el caso de los asalariados la gestión de las cotizaciones corresponde a la empresa, mientras que, para los autónomos, serán ellos mismos los que se encarguen. El cálculo de las cotizaciones intenta aproximarse al abono final que te tocará hacer, pero no siempre coincide con el pago anual.
Los impuestos que pagas por tener más de un pagador
Si las retenciones han sido más altas de lo debido, la declaración de la renta saldrá a devolver. Por el contrario, y ahí está el gran riesgo de las retenciones del IRPF, si éstas se queden cortas en la nómina, la declaración saldrá a pagar. Ojo, en ciertos casos, será una cantidad considerable que puede pillarte por sorpresa. ¿Por qué las retenciones pueden ser más bajas de lo legalmente establecido? Pues, de entrada, por un cálculo erróneo de la empresa. Pero también porque tengas más de un pagador en un mismo ejercicio, que suele ser el detonante más habitual en una situación de estas características.
Aunque no por el hecho en sí de encontrarte en esa tesitura abonarás más impuestos. La clave se encuentra en que la segunda o las sucesivas empresas para las que trabajes pueden, con la ley en la mano, rebajar las retenciones del IRPF que te aplican. De hecho, es una práctica no sólo legal, sino muy habitual. El problema es que después pagarás la diferencia pendiente en la declaración de la renta. Además, se tratará de un único pago acumulado (o, en el mejor de los casos, en dos si solicitas el fraccionamiento), en vez de ir abonando las cantidades mes a mes.
Por qué pedir que te suban el IRPF al empezar en un nuevo trabajo
La respuesta a la pregunta que aparece en el titular de esta información es muy clara: para evitar encontrarte con una sorpresa desagradable al hacer la declaración de la renta. Si solicitas a tu empresa que te ajuste el IRPF a lo que te corresponde, irás pagando mes a mes y seguramente notarás menos el impacto en tu bolsillo. Por ese motivo es importante que, si cambias de trabajo, compruebes que te están aplicando la retención correcta. Si no es así, resultará muy aconsejable que pidas que te suban el IRPF. Aunque cada cual tiene sus preferencias, en general, es más cómodo pagar poco a poco que todo de una vez.
Cuándo pedir a la empresa un aumento de la retención de IRPF
Aunque ya hemos dado algunas pistas, las situaciones en las que te conviene solicitar un incremento en las retenciones son las que figuran a continuación:
- Al cambiar de trabajo.
- Cuando te quedas en paro y cobras la prestación, ya que el SEPE tiene la consideración de un pagador más para Hacienda.
- Si encuentras trabajo estando parado. En la práctica, vuelves a tener dos pagadores (el SEPE y la empresa que te contrata) que, seguramente, te retendrán menos de lo establecido. Suele hacerse por defecto.
- En el caso de que factures mucho como autónomo, deberías planificar tu declaración de IRPF para evitar abonar la diferencia.
Cuánto debes pedir que te suban la retención del IRPF
La situación ideal es que te retengan exactamente lo que te corresponde, lo que daría, de no tener nada más que añadir a la declaración de la renta, un resultado de cero. Ni pagar ni recibir. Si sigues en la misma empresa, puedes tomar como referencia las cifras del año anterior. Si has cambiado, puedes hacer el cálculo de las retenciones de IRPF para el año completo con el nuevo salario. Para ello puedes aprovechar el simulador de retenciones de la Agencia Tributaria, que está disponible en este enlace.
Cómo pedir a la empresa que te suba la retención del IRPF
Pedir a la empresa que te suba la retención de IRPF es sencillo. En algunas pymes basta con que lo pidas de palabra, aunque lo correcto es entregar a la empresa una solicitud por escrito. En este enlace puedes descargar un modelo para pedir que te aumenten las retenciones. Esa petición puede hacerse en cualquier momento del año, siempre que se entregue con una antelación mínima de cinco días a la elaboración de las nóminas.
Si cobras el paro, ¿puedes pedir al SEPE que eleve tu retención del IRPF?
Como ya se ha indicado, a ojos de Hacienda, el SEPE es un pagador más. Por ello, al igual que con las empresas, puedes solicitar al antiguo INEM que te suba la retención. Para que así se apruebe únicamente tienes que rellenar el modelo 145 de la Agencia Tributaria especificando la nueva retención, documento necesario que también te hará falta en el supuesto anterior.
¿Te conviene adelantar dinero a Hacienda?
Como ya se ha explicado, cada uno tiene sus preferencias y la gestión de las finanzas personales es un asunto de cada cual. Sin embargo, para que te decidas por una u otra fórmula sólo debes hacerte la siguiente pregunta, que incluye unas cifras a modo de ejemplo. ¿Prefieres pagar 50 euros cada mes o 600 (suponiendo que fuesen doce pagas) al final del año? Lo dicho, tú mismo.