Es definitivo el hecho de que el próximo día 10 septiembre el mega casino Revel cerrará sus puertas para siempre. En este cierre se encuentran no sólo algunas interrogantes importantes sobre el hecho en sí mismo, sino también sobre el devenir de la industria de los juegos de azar, que en el caso de nuestro país tan de cerca nos toca con el asunto Eurovegas.
Vamos a situarnos. La inauguración del casino Revel se aceptaba unánimemente como un hito en la economía futura de Atlantic City; el proyecto lo tenía todo, con un presupuesto superior a los 2400 millones de dólares se trataba de una instalación con un diseño espectacular, situado con vistas al mar, con servicios de lujo a todos los niveles, y una oferta de juego como no había prácticamente otra en la ciudad, además de una de las más importantes del país… y sin embargo en dos años abierto ha declarado dos bancarrotas y al final cierra sus puertas.
Esto de entrada da como resultado que 3000 trabajadores de la instalación se quedan en la calle el próximo día 10 septiembre, 3000 trabajadores que fueron otro de los ganchos importantes en la justificación de la creación de este enorme complejo del juego.
Pero, ¿si lo tenía todo porque ha fracasado? No hay un único factor como suele ser habitual, sin embargo, la lectura general de este fracaso deriva en algunas conclusiones peligrosas para el sector.
La primera de ellas es que el aumento de las licencias de juego en diferentes estados ha diversificado los destinos, y, por supuesto reducido en general el negocio de todos, ya que ha repartido el volumen de jugadores entre destinos no existentes anteriormente, mientras que, por ejemplo, la ciudad de Atlantic City mantenía una tradición larga con la incorporación y autorización de New Jersey para el juego en la ciudad en 1978, en un momento en el que el único estado con capacidad legal para autorizar el juego era nevada.
De esta manera se ha producido una caída masiva de negocio, en el caso de Atlantic City los ingresos del juego se han reducido entre 2006 y 2007 prácticamente un 45%, siendo tan grave que debemos tener en cuenta que las agencias calificadoras han rebajado en los bonos municipales de la ciudad a la categoría basura el pasado mes de julio.
Podríamos suponer que el cierre del Revel es un asunto particular de un negocio mal llevado, algo de eso hay ya que la gestión financiera no ha sido precisamente brillante, con una quita inicial de prácticamente 1000 millones de dólares en amortización y la presencia de entidades bancarias en el proyecto que lo abandonaron casi a la par de su inauguración, lo cual ha estrangulado crédito, sin embargo, esta suposición, la de qué se trata del fracaso del negocio choca de plano con la realidad; a principios del año veíamos el cierre del Club Atlantic, la bancarrota del Showboat parece que le dirige al cierre, y, el Trump Plaza está listo también para su cierre después de la caída de Revel.
La conclusión es simple pero poco agradecida con el sector; durante años el sector ha ido acumulando volumen de oferta de tal manera que, efectivamente, al final se encuentra con un exceso de oferta. La loca carrera de los estados para construir casinos y a través de ellos generar incentivos fiscales y creación de empleo, ha devenido en un choque frontal con la realidad; no crece el volumen de jugadores.
La experiencia de Revel es sin duda sintomática, la idea subyacente en el proyecto era la de contrarrestar la competencia exterior a partir de una apuesta por un destino de lujo, con una oferta hotelera capaz de competir con Las Vegas como destino fundamental del juego pero compitiendo también con otros destinos vacacionales , sin embargo, lo cierto es que no se ha motivado al usuario final, el usuario joven no ha percibido esta oferta como propia, por otro lado el modelo del cliente que puede generar el entorno inmediato no es un modelo de alto poder económico capaz de asumir este tipo de propuestas, y por supuesto, el turista de juego internacional sigue eligiendo Las Vegas.
Una experiencia que sin duda tiene que ser tenida en cuenta ya que el sector está moviéndose a pasos agigantados.