En los últimos años hemos visto varias veces que el crecimiento de las cifras de empleo venía acompañado del aumento de la tasa de paro. Veamos el motivo.
Para empezar, debemos tener en cuenta que el empleo y el paro son dos conceptos distintos, pero ambos pertenecientes al mercado laboral. De hecho, ni siquiera tienen porqué tener un comportamiento exactamente inverso. Es decir, si se crean 900 empleos, no tiene porqué haber 900 parados menos.
Esto ocurre por la cantidad de población activa, aquellas personas que se encuentran en edad y disposición de trabajar, y buscan empleo de manera activa. Este tipo de población puede aumentar o disminuir en función de los movimientos migratorios, de la cantidad de trabajadores que se jubilen, de los jóvenes que se incorporan al mercado laboral o del desánimo de los parados, que dejan de buscar empleo porque no consiguen nada.
Todos estos factores hacen posible que, en ocasiones, la creación de los puestos de trabajo no vaya estrechamente ligada a la caída del paro. Por lo tanto, este fenómeno es propio de momentos de crecimiento en el ciclo económico, cuando hay más puestos de trabajo en un mismo lugar, más inmigración, o menos desánimo laboral. Y de la misma manera, puede ocurrir totalmente todo lo contrario: que destruyéndose empleo baje el paro, o por lo menos no lo haga en la misma medida. Este último tipo de situaciones son más sencillos de encontrar en periodos de crisis económica, cuando desaparece uno de los imanes que atrae inmigración o muchos parados tiran la toalla.
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Cómo se elaboran las cifras del paro
Todo lo explicado anteriormente sirve como norma general para el mercado laboral, no solamente para lo acontecido en España a finales del pasado año. Se debe aclarar que ni la afiliación a la Seguridad Social ni el paro registrado tienen por objeto la construcción de una estadística que mida lo que sucede en el mercado laboral español. Esa función pertenece, concretamente, a la encuesta de población activa (EPA) que elabora de manera trimestral el Instituto Nacional de Estadística.
Asimismo, hay una policía laboral, llamada Inspección de Trabajo, que lo vigila y se multa al empresario que emplea trabajadores sin dar de alta. Todo esto convierte esos datos en una aproximación fiable de lo que sucede cada mes en el empleo, sin olvidar que siempre hay un colectivo que escapa y cae en el lado de la economía sumergida.
El paro registrado se sigue elaborando con los criterios de un decreto de 1985, y es principalmente por esto por lo que no tiene mucho valor como termómetro laboral, de manera que es más preferible por los economistas la cifra paro que arroja la EPA. En España no es obligatorio inscribirse en las oficinas públicas de empleo, a no ser que se esté cobrando una ayuda o se pretenda recibir algún servicio. Tampoco se suele tener en cuenta a aquellas personas que solicitan un trabajo por menos de 20 horas semanales o menos de tres meses de duración, ni a quienes perciben el subsidio agrario en Andalucía o Extremadura.
Para terminar, debemos nombrar la diferente metodología que emplea la Seguridad Social y el Servicio Público de Empleo Estatal a la hora de publicar los datos mensuales. La cifra de afiliación que se utiliza habitualmente es una media mensual. Y precisamente se hace de esta manera porque refleja mejor lo que ha sucedido durante todo el mes y no solo en un día.