¿Tenemos que esperar a que suba la bolsa para que baje el paro?

Tanto el nivel de los índices bursátiles como la tasa de paro son indicadores que nos muestran la salud de la que goza la economía, y se emplean para diversos análisis. Muchos analístas se afanan por buscar correlaciones entre distintos indicadores para así poder predecir los sucesos futuros, y ahora que estamos pasando por una profunda crisis, la «manía» de buscar correlaciones entre distintos indicadores se ha convertido en algo usual, ya que todos estamos deseando encontrar la manera de «predecir» el futuro.

Hay quienes intentan ligar el comportamiento del precio del oro al dólar, o que se inventan índices como el «Índice Big Mac» para intentar medir distintos aspectos de la economía y atar unos sucesos a otros. Aun así, casi ninguna de las correlaciones que se han intentado demostrar en los últimos tiempos se ha podido comprobar del todo.

Por el contrario, una correlación que funciona bastante bien es la  que se produce entre el índice bursatil español, el IBEX, y la tasa de paro en España. Como podemos ver en los gráficos, siempre que la bolsa sube, la tasa de paro baja, y viceversa.

UntitledsdfUntitledas34Al fin y al cabo, son las grandes empresas españolas las que influencian el IBEX, y también las que influencian el mercado de trabajo (aunque en España predominen las pymes, si las empresas del IBEX despiden a gente, las pymes también los estarán haciendo). La economía es una rueda, y si el IBEX sube, se crea valor: valor para los accionistas y valor para las empresas. Esto hace que se creen puestos de trabajo, lo cual activa el consumo, que hace que se creen aun más puestos de trabajo.

El problema para España es que la mayoría de las empresas que conforman el IBEX35 pertenecen al sector de la construcción; industria que hizo que España viviese su época de oro, pero que ahora está en un pozo muy profundo, y no va a poder sacar a España del atolladero. Otras industrias mayoritarias que pueblan el IBEX son la energética y la bancaria, ambas pasando un durísimo momento de ajustes.

 

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