Las decisiones que tomamos en relación a buscar empleo mientras estamos en paro son cada vez más complejas en relación a todas las herramientas que podemos utilizar y todos los canales disponibles. Una de estas herramientas es la carta de presentación sobre la que no siempre tenemos claro si es conveniente o no.
Y aquí hay que señalar en primer lugar que, a diferencia de la actualidad, en el pasado la carta de presentación era prácticamente un clásico obligado de acompañamiento al currículum vitae. Derecho, más aún, era relativamente frecuente acompañar el currículum con una carta de presentación y con cartas de recomendación.
En la actualidad esto es relativo la modificación de los sistemas de búsqueda de empleo y las herramientas que utilizamos ha cambiado mucho todos los aspectos a disposición de alguien que se encuentra en paro y busca trabajo.
¿Cuándo es oportuna y cuándo no una carta de presentación?
Podemos tratar de distinguir algunos escenarios en los que una carta de presentación será más oportuna que en otros.
En general, cuanto mayor conexión exista con el empleo al que aspiramos más relevancia cobra la carta de presentación. Nos explicamos:
En el caso de aspirar a un empleo para el que estamos altamente cualificados, en el que tenemos una larga trayectoria de experiencia y, sabemos, que no existe una gran competencia, la carta de presentación es útil ya que el volumen de información que va a manejar un reclutador, seguramente es menor.
En el caso de estar postulando para un empleo con una campaña masiva de reclutamiento, en el que los responsables de recursos humanos no tendrán mucho tiempo que dedicar a contrastar la información en primera instancia, puede no ser igual de útil.
Realmente la medida la tienes que encontrar tú en función de lo que aspiras y del tipo de empleo que pretendes lograr.
¿Cómo debe ser la carta de recomendación?
No existe un único modelo de carta de presentación. Sin embargo, hay algunas claves que deberías tener en cuenta y que suelen ser buena idea.
La primera es lo repetir en la carta de presentación la información que tiene el currículum. Esto no tiene ningún sentido, además, la reiteración y el exceso de información es un mal enemigo cuando se busca trabajo.
Otra cuestión importante es que no debe tratarse de un documento extenso. Se trata de tres o cuatro párrafos en los que debemos resumir quienes somos, que se va a encontrar el reclutador en nuestro currículum y a lo sumo una o dos líneas sobre porque pensamos que somos un buen candidato para ese puesto de trabajo.
Por último, por supuesto, debe tener una redacción clara, sin faltas de ortografía ni gramaticales y con una presentación limpia: no utilizar iconos o elementos que puedan distraer de la lectura.