Datos de la EPA: triunfalismo el justo

En primer lugar hay que felicitarse. ¿Quién no se va a felicitar de los datos de la encuesta de población activa si reflejan un aumento de la creación de empleo? Dicho esto, hay que volver a poner los pies en la tierra, el paro estructural es la realidad, la mejoría estructural si no continúa creciendo a una velocidad superior a la actual puede llegar a ser anecdótica.

Los datos de la epa no dejaba lugar a dudas, se había recuperado prácticamente el 10% de los puestos de trabajo que se destruyeron desde el año 2007, es decir se habían creado más de 400,000 empleos, a esto hay que sumar la disminución del número de parados en los últimos tres meses, lo que realmente se presenta como algo excepcional en las últimas series del Instituto nacional de empleo. Hasta aquí todo bien.

EPA

Pero es precisamente en el análisis de mirada larga, no en la mirada corta, donde, la tasa de paro española sigue en el 24.47%. ¿Dónde sitúa esto a nuestro país? En las antípodas de las mejoras estructurales, y en el furgón de cola de la relación entre población y empleo, y es que efectivamente este dato no situaría como el octavo país del mundo con mayor tasa de paro, y el segundo de Europa sólo por detrás de Grecia.

En este contexto los excesos de alegría sólo sirven para recordarnos que, hay lecturas y lecturas, que aún faltan por calibrar muchas cuestiones en estos datos como por ejemplo cuál es la incidencia real de los parados de larga duración que abandonan las filas del  paro, desengañados por la falta de ofertas y la extinción de las posibles ayudas.

No es cuestión de ser agoreros, al contrario, ojalá durante lo que resta de año veamos una evolución positiva en la línea de lo ya sucedido y que no sólo confirme si no aumente esta tendencia, sin embargo el camino a recorrer sigue siendo lo suficientemente largo como para no tener muchas ganas de festejo.

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