El Gobierno esgrime el modelo alemán de reparto de trabajo como posible tabla de salvación para la economía española y desde los sindicatos apoyan esta iniciativa e incluso aseguran que podría preservar hasta 450.000 puestos de trabajo. Sin embargo, lo que se pregunta ahora la mayoría de ciudadanos es ¿en qué consiste el tan cacareado modelo alemán?
Si recurrimos al tópico, se puede describir a los alemanes como gente hasta cierto punto cuadriculada pero sobre todo competentes y productivos en lo que a prestaciones laborales se refiere. En los últimos días también se ha hablado de ligar el salario a la productividad, tal y como ocurre en Alemania, pero cuando agentes sociales y Ejecutivo se refieren al modelo alemán de reparto de trabajo no hablan tanto de implantar un nuevo sistema que mejore el rendimiento de los trabajadores españoles. En realidad, están hablando de la medida que desde el comienzo de la crisis se aplica en Alemania para evitar que las cifras del paro se descontrolase: reducción de la jornada laboral compatible con las prestaciones por desempleo. Es decir, Estado y empresas ‘compartirían’ en cierto sentido el coste del desempleo. El primero logra reducir la tasa de paro a cambio de ayudar a profesionales en activo y el segundo puede continuar con su actividad pero reduciendo costes.
Los resultados del modelo alemán saltan a la vista, ya que la tasa de paro en Alemania se situó en el 7,6% en octubre, en línea con el mes anterior y sólo un 0,5% más que hace un año. Por eso no es de extrañar que la conciliación entretrabajo a tiempo parcial y desempleo sea la primera medida a tratar en el diágolo social.