Más allá del análisis de la tasa de paro que realizamos frecuentemente y a pesar del número que ésta alcanza en los últimos tiempos, se siguen produciendo cambios en la composición del mercado de trabajo español. Estos refieren a la evolución de la economía y al modelo de país al que se apunta desde el ejecutivo.
Mientras que en las primeras declaraciones del año a los medios locales, Zapatero garantiza que «en 2011 habrá más posibilidades de hallar empleo», lo cierto es que 2010 cerró con 176.470 parados más. Es interesante analizar los sectores de la economía a la hora de pensar hacia dónde, más allá del número de parados, se dirige el país.
En este caso vamos a detenernos en aquel sector que promete ser un motor para salir de la crisis y que se convierte en paradigma del empleo español. Comentar sobre esta situación puntual nos permite luego analizar el resto de la economía y cómo el crecimiento o no de las distintas ramas de ésta influyen finalmente en la tasa de paro.
En el inicio de 2011 decidimos destacar a la industria alimentaria española, primer sector de la industria manufacturera en España, que junto con la agricultura, se perfilan como uno de los «hilos conductores» para la salida de la crisis. Desde la FIAB (Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas) afirman que si bien el sector no es inmune a la crisis, la producción en 2010 se ha mantenido por encima de los 80.000 millones de euros, una barrera superada en 2007 que se ha podido sostener.
Los datos oficiales ubican en quinto lugar a la industria de alimentación y bebidas en la Unión Europea, tras Francia, Alemania, Italia y Reino Unido. El negocio alimentario representa el 17 por ciento del PBI industrial español y el 7 por ciento del total de ese país. Esto significa que en términos reales emplea a medio millón de personas sólo de manera directa, que cuenta con 32 mil compañías, y exporta por un valor de 13 mil millones de euros (sólo siendo superado por la industria automotriz).
En este momento esta industra ha tripicado las inversiones para no paralizar su desarrollo y su preocupación actual se centra en la necesidad de potenciar el prestigio de la marca y la calidad del producto, invirtiendo fuertemente en Investigación y Desarrollo. La decisión de seguir apostando, pese a la crisis, a la competitividad y a la modernización serán claves para pensar en el crecimiento del sector y por ende en los empleados por el mismo.
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